Partes de lo que eres y hacia dónde quieres llegar, para crear la mejor versión de ti mismo
Vértigo. Es la palabra más adecuada para definir lo que siento cada vez que me siento (redundante) a escribir un post, porque lo que está por llegar aún ni siquiera se ha definido, más allá de un simple esbozo en mi cabeza, que finalmente no se parece en nada a lo que quería escribir en un principio.
Hay personas a las que les encanta construir cosas. No te voy a engañar, a mí también me gusta, pero lo que de verdad me fascina es el verbo opuesto, deconstruir, entendiendo por ello el hecho de deshacer analíticamente los elementos que constituyen una estructura, pero no con el fin de destruirlo sino con de comprenderlo o ver de qué está hecho.
En un momento en el que tenemos a disposición más tecnología que nunca, con una oferta profesional y formativa increíble, con un alto grado de especialización profesional y con planes de negocio (y de todo tipo) para casi cualquier cosa, resulta que obviamos de forma reiterada el hecho de que la innovación más potente consiste simplemente en recuperar aquello que siempre fue esencial.
No, no voy a hablar de tecnología, aunque lo parezca por el título de esta entrada. Así que si has llegado hasta aquí gracias a los inexcrutables caminos del SEO, será mejor que te quedes porque me gustaría hablarte de desarrollo personal.
La reflexión de hoy no es nueva, porque somos seres sociales desde el inicio de nuestro tiempo. Pero lo que si es nuevo es nuestra capacidad para tejer nuestra red y catalizar su crecimiento gracias al número de conexiones que podemos establecer en las redes sociales.
Hace unos días leyendo sobre un artículo de salud, me encontré con un término interesante que sin duda podríamos adaptar a todo lo que hacemos, y es el de la 'Cultura de pedir permiso' que subyace en muchas de nuestras decisiones.
Hoy quiero aprovechar la oportunidad que nos brinda la excelente iniciativa #a1000manos, promovida por Iñaki y Rut, dos de los grandes de la blogosfera que han inspirado varias de las entradas de este blog.
El otro día con motivo de las elecciones al Parlamento Europeo escuché algo que me ha hecho reflexionar. La pregunta en cuestión era ¿qué hubiera pasado si todos los que no han votado lo hubiesen hecho?
Cuenta la leyenda noruega que los navegantes Vikingos eran capaces de orientarse incluso de noche gracias a las propiedades mágicas de una piedra solar.
Cada vez tengo más claro que el aprendizaje y el conocimiento no va de tecnologías o plataformas, sino que de nodos y de cómo somos capaces de fluir por ellos.