Imagina que tu vida es como una escalera que conduce hacia el éxito. Cada persona tenemos una escalera que nos lleva hacia lo que consideramos que es nuestro éxito, que para cada uno es una cosa: vivir tranquilamente en familia, conseguir un trabajo, tener reconocimiento, crear cosas bellas, o quizás cambiar el mundo…
Foto por procsilas vía Flickr
Parece que el hecho de que consigamos llegar a la cumbre no está determinado por el tamaño de la escalera, ya que se demuestra día a día que muchas personas consiguen lo que quieren, sin importar lo grande que sea su objetivo.
¿Qué podría ser entonces?
Vamos a intentar analizar 2 de los factores que tienen más peso a la hora de que consigamos llegar a nuestra meta.
Las expectativas y nuestra forma de ver la escalera
La manera en que vemos el camino que dista de nuestros objetivos es algo fundamental a la hora de encararlos adecuadamente.
Si cuando estamos ante un gran reto solo somos capaces de ver la distancia que nos separa de conseguirlo, puede que esta se nos antoje tan grande que ni siquiera nos planteemos iniciar el camino.
Esta es una lección que saben muy bien las personas que corren largas distancias. El truco está en no pensar en todos los km que tienes por delante, sino en pensar que te quedan X tramos de menor distancia. De esta forma no será lo mismo correr 1 tramo de 20km que 5 tramos de 4km ¿O sí ;)?
De la misma forma a la hora de encarar nuestra escalera podemos pensar que el extremos está muy lejos y que los peldaños están muy separados, o podemos imaginar que se compone de una sucesión de pequeños tramos mucho más fáciles de atacar.
La posición y forma de subir la escalera
Tenga entonces nuestra escalera 50 o 5.000 escalones y una longitud de 4 o 400km, nuestra forma de permanecer y subir por ella será otro factor fundamental, ya que cada persona estamos en un punto de nuestra propia escalera y tenemos un estilo propio para subirla. Vamos a ver qué estilos de subida podemos encontrarnos:
- En primer lugar hay personas que aún no han iniciado el ascenso a su escalera. Quizás porque la ven demasiado grande o porque no saben muy bien por dónde empezar a subirla. Parece que están esperando a que alguien les diga cómo o les empuje a hacerlo.
- En segundo lugar están las personas que han subido unos peldaños y se encuentran tan cómodos en el punto en el que están, que no se plantean seguir subiendo, aunque si les preguntas te dirán que les gustaría estar arriba. Es decir, están en un peldaño (zona de confort) en el que tienen todo controlado y viven relativamente bien, aunque anhelan alcanzar la cima y tienen cierta envidia de los que siguen subiendo.
- En tercer lugar están los que se mueven y de hecho están subiendo, pero que en cuanto sufren un traspiés o se encuentran ante un obstáculo se quedan quietos o bajan un peldaño para volver a sentir la seguridad del estrato inferior.
- En cuarto lugar están los que suben pero con grandes precauciones, como si fuera a desaparecer el suelo bajo sus pies. Siempre agarrándose a la barandilla y nunca sueltan lastre, por lo que la subida es demasiado lenta y pesada y es posible que se pasen la vida entre unos pocos escalones.
- En quinto lugar están los que suben hacia atrás, como los cangrejos. Piensan todo el rato en lo que están dejando atrás y no en lo que tienen por delante, por lo que viven de éxitos pasados y no son capaces de saltar a un nivel superior.
- En sexto lugar están los que avanzan con suficiente decisión, pero de vez en cuando bajan unos escalones, vuelven a subir y a veces intentan subir por varias escaleras simultáneamente. Es posible que lleguen a algún lado, no saben muy bien donde tienen la cima, aunque es muy posible que disfruten del camino.
- Y en séptimo lugar están los que llegan los primeros a la meta, porque son capaces de alcanzar con la vista el peldaño más alto de la escalera y visualizar mentalmente que pueden estar allí, por lo que empiezan por un peldaño y otro, y otro, sin echar la vista atrás e intentando no desviarse del camino, aunque lleguen otras escaleras que les hagan dudar. Además son expertos en eliminar el peso que les sobra para subir más rápido y se fijan objetivos alcanzables y que se pueden medir, lo que les permite aprender de la experiencia de subida para subir todavía más deprisa.
Y como bonus existe otro estilo de ‘subida’. Este es el de las personas que no solo no suben, mirando cómo suben los demás, sino que bajan. Y mientras lo hacen te recuerdan en todo momento las dificultades que tuvieron ellos al subir para decirte que tú tampoco podrás hacerlo. Y lo peor de todo, es que intentarán consumir tu energía para evitar que tú tengas éxito.
A aquellos que te dicen ‘no podrás subir esa escalera’ solo tienes que decirles: ‘mira cómo la estoy subiendo’
¿Crees que hay más formas de subir la escalera? ¿Con qué estilo de subida te identificas?
Montse dice
Creo que en mi caso me encuentro en el sexto lugar. Me gusta buscar senderos alternativos y en ocasiones apearme para descansar, coger aire y recordar cuál es la meta final. En definitiva, como dices, pienso y disfruto más con el camino que con la meta. No sé, pero creo que no todos pueden llegar al séptimo lugar, pero sí que es importante que todos intentemos encontrar a alguien que lo esté y nos ayude a subir con decisión la escalera. ¿No crees? ¡Gracias por hacernos reflexionar con este genial post!
Luz dice
Yo pienso que no hay un estilo personal para subir la escalera. Creo que en el camino podemos ir cambiando el estilo de subida en función de la etapa vital en la que estamos. Para mi esa es la cuestión más importante, la propia capacidad de cambio de actitud. Esto es el resultado del proceso de aprendizaje y del crecimiento personal. Quizás no necesitemos experimentar todos los estilos de subida pero de lo que si estoy segura es que nadie tiene la misma forma de subir la escalera a los 18 años que a los 38. La vida es un proceso y como tal nada permanece estático, todo es cambiante.
Gracias por todo lo que nos aportas y todo lo que nos haces reflexionar.
Chema Cepeda dice
Gracias a ti Luz
Estoy de acuerdo contigo y creo que cada momento de nuestra vida nos pide unas cosas determinadas, a la vez que nos enseña a subir por la escalera
Espero tus reflexiones más a menudo 🙂
Antonio Baca Mahuad dice
Yo creo que las escaleras debes de subirla peldaño por peldaño , tal vez cuando quieras acelerar el paso y saltar de tres en tres es donde puedas tropezar y caer