En el último post, hablamos de lo importante que es saber soltar amarras, para liberarnos de aquellas cosas que nos impiden avanzar en nuestro camino.
Salir de la zona de confort no es una acción, es una actitud de continua búsqueda interior
Foto adaptada de KellyB vía Flickr
Por mucho que nos empeñemos en pensar lo contrario, la vida es un lugar de extrema incertidumbre y quizás por eso nos aferramos a pequeños troncos que nos ofrecen seguridad, a cambio de no nadar en aguas más profundas.
La zona de confort es ese espacio que todos tenemos en el que nos sentimos seguros, porque lo conocemos y sabemos reaccionar a sus pequeños vaivenes. Lo bueno y lo malo de este espacio es que en él casi nunca pasa nada, casi siempre reina la calma… Este lugar puede representar nuestro trabajo, conocimientos, o aquel lugar donde contenemos nuestros sueños o aspiraciones.
En esta zona se vive relativamente bien, estamos acostumbrados y nos sentimos cómodos en ella. El problema viene cuando no estamos conformes con la vida que llevamos y necesitamos darle un giro. De nada sirve que queramos hacer un cambio importante en nuestras vidas, si no asumimos que necesitaremos salir de esta zona de relativa seguridad.
Fuera de la zona de confort es donde ocurren las cosas interesantes, donde se materializan los sueños y subimos de nivel. Pero cada cosa tiene su precio y vivir en este barrio se paga con un dinero muy especial: riesgo e incertidumbre. No sabemos qué nos deparará el futuro, no sabemos si nuestros planes saldrán bien o si podremos volver a nuestro espacio de seguridad en caso de que fracasemos en nuestro empeño.
Esto se traduce en miedo y el miedo es el mayor impedimento que podemos tener a la hora de conseguir nuestros objetivos, porque se encarga de recordarnos continuamente lo segura que es nuestra vida sin altibajos.
Salir de la zona de confort no implica tirarse a la piscina sin mirar siquiera si contiene agua. Siempre podemos sacar un pie y probar la temperatura antes de tirarnos, o tener un plan de contingencia preparado por si no encontramos agua. Lo que es seguro es que cuando estemos ahí fuera nos sentiremos incómodos, porque no estamos acostumbrados, pero también satisfechos de haber dado el paso hacia delante.
Lo bueno (y lo malo) que tiene atreverse a salir y dar un paso hacia adelante, es que el nuevo escenario se convierte en la nueva zona de confort, por lo que al final tendremos que volver a salir una y otra vez para seguir avanzando.
Lo importante es atreverse a dar un pequeño paso, porque a veces los pequeños gestos son los que cambian el mundo.
Luis Garcia dice
Interesante post y tema. La ‘zona de confort’ es de alguna forma la realidad que controlamos o creemos controlar, y donde hacemos la mayoría de las suposiciones básicas para el día a día. Fuera de ella nos vemos obligados a captar información para establecer nuevos esquemas y poder movernos. Es en ese proceso de ‘apertura’ de los sentidos sin dejar participar a la mente donde aparece espontáneamente creatividad y nuevas ideas.
Chema dice
Muchas gracias Luis por la aportación. Me gusta el concepto de ‘apertura de los sentidos sin dejar participar a la mente’, habrá que intentar desarrollarlo
Rafael Hernamperez dice
Me quedo con tu frase: ‘Fuera de la zona de confort es donde ocurren las cosas interesantes, donde se materializan los sueños y subimos de nivel’.
Añadiría un par de mi cosecha:
‘El pájaro que no abandona el nido nunca logra volar’.
‘La senda de lo seguro es corta’
Chema dice
Muchas gracias Rafael
Esta claro que para poder volar hay que salir de la zona de confort
dimas dice
Formidable Chema que bueno que te encontre mes quitado muchas anclas para avanzar y salir de mi zona de confort’ mil gracias!!!!
Reina Campos Caba dice
Excelente post!!!
Yo estoy saliendo de mi zona de confort y hay noches en las que no he logrado dormir como antes. Al principio no comprendía este trastorno del sueño, ya que por trabajo me vine a la capital del país y eso me tiene muy contenta, pero con los días pude deducir que era parte del proceso de salir de la zona de confort y me siento mucho más tranquila. Quizá a otras personas les ocurra otro tipo de reacción física, para mí fue el sueño.