En el año 1913 el físico danés y Premio Nobel Niels Bohr propuso un modelo de átomo que explicaba por qué los electrones pueden tener órbitas estables alrededor de un átomo.
En este modelo y bajo una serie de postulados, Bohr describió que los electrones de un átomo se mueven en torno al núcleo en órbitas circulares, ocupando la órbita más cercana al núcleo o aquella de menor energía. Y además, estos pueden saltar a una órbita más próxima o alejada liberando o absorbiendo energía.
En resumen, alrededor del núcleo existen distintos niveles de energía que pueden ser ocupador por electrones.
Imagino que a estas alturas estás preguntándote ¿qué pinta el modelo de Bohr en este blog? ¿Sigo leyendo o me voy? Quédate un poco más…
Foto de Pietro Zuco vía Flickr licencia CC-atribución
Me gustarías que pensaras en el núcleo de un átomo como en tu núcleo vital. Tus expectativas, anhelos y objetivos vitales, y tus acciones serían el electrón que gira alrededor del núcleo. Ahora quiero que pienses en las distintas órbitas como en las zonas en que te mueves o en aquellas que te gustaría estar, tomando como referencia la primera órbita que sería tu zona de confort.
Cuando orbitas en tu zona de confort todo fluye con normalidad, es una zona conocida sobre la que nos movemos con frecuencia y en la que no supone ningún esfuerzo permanecer.
¿Pero qué ocurre cuando queremos subir de nivel y orbitar en una zona más alejada? Entonces nos pasa como los electrones, necesitamos un empujón o aumento de energía y ahí las cosas ya no son lo que eran, porque nos movemos por territorio desconocido y a la mínima ocasión nos podemos dejar arrastrar a nuestra zona de confort o nivel inferior.
Ahora imagina que tu sueño está como a 8-10 órbitas de distancia ¿cómo lo puedes alcanzar? Si tuvieras energía infinita darías un gran salto y alcanzarías el nivel superior, convirtiéndolo enseguida en tu zona de confort.
Pero las cosas en el mundo real no suceden así. Para llegar al nivel 10 necesitas pasar por todos los niveles y dedicar a cada uno el tiempo y la energía necesaria para que este se convierta en tu nueva zona de confort y poder acumular ahí nueva energía para dar el siguiente salto.
Además en este juego de cambios de nivel intervienen otros actores que pueden favorecer o entorpecer tus saltos. En primer lugar está el miedo, que intentará por todos los medios que no subas de nivel y frenará todo lo que pueda (o le dejes) tus aspiraciones. Y si el miedo no es suficiente, siempre estarán los que te dirán que vas a fracasar y también aquellos que absorberán de ti toda la energía que puedan porque ellos no son capaces de generarla (vampiros emocionales).
Pero no todo está perdido. Por otro lado tendrás a tu lado personas que sabrán ver en ti unas cualidades y generarán buenas expectativas, produciendo un efecto Pigmalión positivo que te servirá de impulso para dar el salto. Y también están aquellas personas que ocupan órbitas superiores a la tuya (tus mentores visibles e invisibles), que serán tus referentes en el viaje y cederán parte de su energía para ayudarte a pasar a un nivel superior.
De estas últimas personas son de las que te tienes que rodear para conseguir tus objetivos, porque el entorno es uno de los factores más determinantes para tener éxito.
Y tú ¿en qué nivel orbitas?
Homo Minimus dice
Me gusta la analogía del átomo y los niveles de energía.
Incluye una cierta idea de gamificación de la existencia o de mentalidad de videojuego: los niveles que hay que ir superando.
Me parece esencial también la idea de «malla social» a la que haces referencia en el último enlace. Estoy contigo en que la mejor manera de hacer cambios (=aprender) es cambiar el entorno, en especial el entorno social.
Salud.