Todos nacemos con talento para hacer cosas. Y entonces ¿qué pasa con ese talento cuando nos hacemos mayores? ¿Se pierde, se atrofia, o simplemente se oculta?
Todos los niños nacen artistas. El desafío es que lo sigan siendo cuando crezcan. Pablo Picasso
Foto de Marquis Lewis vía Flickr
Realmente no pasa nada, el talento sigue ahí. El problema es que a veces no sabemos aflorarlo, porque sobre él colocamos varias capas de miedos e inseguridades, y una gran carga de ocupar nuestro tiempo en hacer otras cosas.
El miedo es un gran limitador, por no decir el mayor obstáculo a la hora de conseguir nuestros objetivos. Miedo fundamentalmente a fracasar, a no ser buenos en nada, a no llegar a nuestras metas, … Pensemos por un instante en cuántas veces hemos dejado de hacer alguna cosa por miedo.
Genética, ambiente y talento
Cuando nacemos, nuestros genes condicionan en gran parte lo que seremos y conseguiremos en el futuro. Esta limitación de serie hace que por mucho que queramos, no podremos ser excelentes en determinadas disciplinas. Por ejemplo, Michael Jordan tenía un talento asombroso para jugar al baloncesto, no así para jugar a otros deportes que después intentó.
Lo que también es cierto, es que todos incorporamos uno o varios talentos que podemos desarrollar, siempre hay algo que se nos da bien hacer, solo tenemos que descubrirlo y potenciarlo.
El ambiente, nuestra familia, amigos, educación y nuestra relación con nosotros mismos, juegan un papel fundamental en cómo afloran y se desarrollan nuestros talentos.
¿Nuestra educación favorece el talento?
Los niños tienen intactas sus capacidades y no tienen ninguna limitación a la hora de intentar todo lo que se proponen, se creen capaces de hacer cualquier cosa.
Conforme vamos creciendo, nuestra educación incide en prepararnos para el mundo real. ¿Y qué es el mundo real? Pregunto esto, porque en los colegios mantenemos un modelo educativo acorde con los tiempos de la industrialización, en el que se necesitaban muchos especialistas en determinadas disciplinas. Sir Ken Robinson, gran gurú de la creatividad, ha hablado muchísimo de este tema y te recomiendo que veas algunas de sus ponencias.
Hoy en día, sabemos que vivimos en una sociedad interconectada, en el mundo 2.0 y a pesar de ello seguimos preparando a nuestros hijos para un mundo 0.0.
Einstein decía que “es un milagro que nuestra curiosidad sobreviva a nuestra educación formal”. Y creo que tenía muchísima razón en esa afirmación. ¿Acaso es el fomento de la curiosidad asignatura obligatoria? ¿Y la creatividad?
En el sistema educativo, se sigue primando el pensamiento lógico y vertical frente al pensamiento horizontal o lateral y prevalece la memorización frente a la conexión de pensamientos para la resolución de problemas.
Se nos enseña a pensar y no salir nunca de la caja, a no tener otras perspectivas, a seguir un patrón. En definitiva, a no explorar nuestros talentos.
El desarrollo del talento y los límites autoimpuestos
Pero volvamos a nuestra reflexión. Conforme vamos creciendo nuestro listón va bajando, apoyado por nuestros miedos e inseguridades. Tampoco ayuda nada nuestro alrededor, que nos ejerce un gran Efecto Pigmalión negativo. En muchos casos, nuestros seres queridos no crean expectativas muy favorables sobre nuestro potencial y ese efecto en nosotros es muy potente a la hora de frenar el desarrollo de nuestro talento.
¿Y cómo podemos devolver el listón a su posición inicial?
En una charla de Roberto Carreras sobre creatividad y talento (que también os recomiendo) daba unas claves sobre este tema. Otra vez la respuesta está en los niños.
Pensemos un poco… ¿qué tienen los niños que quizás hemos perdido los adultos?
- Enorme capacidad de aprender: es innegable, son como esponjas, siempre ávidos de conocimiento. Tenemos que recuperar nuestras ganas de aprender, de innovar y de mejorar día a día en aquello que nos gusta hacer.
- Desconocen el miedo al error. Esto es fundamental, ya que conforme nos hacemos mayores nuestra tolerancia a que nos corrijan es menor. No soportamos equivocarnos y esto nos limita a la hora de tomar el error como parte del aprendizaje.
- No disponen de frenos. Los adultos vamos todo el día con el freno de mano echado y decimos cosas como “no podré hacer esto”, o ”no voy a ser capaz de conseguirlo”.
- Su gran capacidad de jugar. Cuando un niño descubre un juguete, un objeto o un teléfono móvil, intenta sacarle todo el jugo a través del juego. Los mayores preferimos en muchos casos leer las instrucciones (y no digo que leerlas sea malo ;-))
- La pasión que le ponen a todo lo que hacen. Si fuéramos capaces de poner el mismo sentimiento que ponen ellos a nuestras acciones, los resultados mejorarían notablemente. La emoción produce contagio emocional y hace que los que te rodean compartan tus objetivos.
Parece que la clave entonces es volver a nuestra infancia y recuperar todos esos aspectos que hemos perdido.
Conocer nuestros límites y ampliarlos
He tenido la misma conversación con unas cuantas personas y muchas de ellas aseguran que conocen sus límites bastante bien y saben hasta donde pueden desarrollar su talento. ¿De verdad que conocemos nuestros límites?
En ese caso es muy difícil que dejemos de asegurarlo, porque si ponemos un límite y llegamos a él, nos reafirmaremos en la idea de que ese es nuestro límite y no iremos más allá.
En cambio si cogemos nuestro límite y lo ampliamos, es muy probable que rebasemos nuestra meta anterior.
Por ejemplo, imagina que tienes como objetivo hacer un largo de piscina olímpica buceando. Si piensas que el límite es el borde opuesto, amplía el límite y proponte hacer largo y medio. Es posible que no llegues a hacer el largo, pero también es posible que hagas muchos más metros de los que hacías antes de ampliar el límite. Es solo un ejemplo, pero a mí me dio resultado :-).
Estoy convencido de que nuestro listón está demasiado bajo y quizás ya es hora de que nos reiniciemos y volvamos a colocarlo en su situación inicial. Puede que el recorrido hasta el límite sea todavía muy largo.
Piensa un poco en ello, redefine tus metas, coloca tus límites más allá y ponte a prueba. Quizás te sorprendas gratamente.
Esther dice
Hola! Ya teníamos ganas de volverte a leer!
Estoy prácticamente de acuerdo con todo lo que dices. En algunas circunstancias de nuestra vida deberíamos quitarnos el traje de adulto responsable y afrontar según que cosas como un niño, con esa capacidad de aprendizaje, con esa pasión, con esa alegría y sin ese miedo al fracaso.
Yo soy una persona que cree conocer sus límites, pero ese conocimiento no me limita el ampliarlos. Mi lema es, si he llegado hasta aquí, quizá pueda llegar más lejos.
Y en cuanto a las cosas que más me limitan a la hora de conseguir mis objetivos, creo que, aunque sea por obligaciones autoimpuestas, es la falta de tiempo. Y en ocasiones la falta de apoyo.
Chema dice
Muy buen lema Esther. El mío es «Solo los que se atreven a ir lejos descubren lo lejos que pueden llegar a ir»
Ya tenía yo ganas de leerte por aquí 🙂
Ethel dice
Gracias por los lindos escritos! son muy buens.
Chema dice
Gracias a tí por pasar y comentar!
Carles Caño Valls dice
¡Cuánta razón tienes, Chema!
Los niños son un claro ejemplo de que la vida es un constante aprendizaje y de que nuestra actitud determina en gran parte el logro de nuestras metas.
Tu artículo me ha recordado hasta cierto punto lo que algunos psicólogos clasifican como «mente estática» frente a «mente dinámica». Dependiendo de la actitud que tengas en la vida, podrás lograr más o menos retos y serás rehacio o no a los cambios.
Os dejo un enlace que lo explica muy bien (en inglés).
Fixed Mindset vs. Growth Mindset: Which One Are You?
Chema dice
Muy interesante el artículo Carles, se merece un post el solito 😉
ricard dice
Hola crack! Es un buen post, me gusta. Ayer El Mundo rezaba en portada: convierte tu muro en un peldaño. He tenido la suerte de tener un padre que una ves me dijo: «si lo ha hecho otra persona, tu tambien puedes». Eso no resuelve los problemas, pero cambió mi actitud hacia ellos. Por eso, disfruto construyendo la suerte a base de intentos. Abrazos!
Chema dice
Qué buen consejo te dio tu padre, Ricard. Yo añadiría ‘y si no lo ha hecho nadie, tú serás el primero’. Que importante es la actitud ante todas las cosas.
Espero seguir leyéndote por aquí. En breve espero que además puedan conocerte el resto de lectores del blog 😉
Ruben dice
Hola Chema, muy buen post, hace tiempo que no escribo por aqui. Justamente ayer cayó en mis manos esto:
http://www.mentesricas.com/
(No se si en algún momento lo habrás posteado : /)
El caso es que en el video aparece una frase que me tiene loco CREENCIA LIMITANTE.
No os dejeis engañar al verlo porque esta bastante centrado en el ámbito económico, pero la técnica es aplicable a todo y creo que tiene mucho que ver con este post.
Espero que os sirva.
Saludos a todos!
Chema dice
Pues mucha gracias Rubén por ofrecernos recursos para seguir reflexionando sobre el tema
susana dice
Me está gustando mucho lo que estoy leyendo porque corrobora mi intuición y lo que yo he venido observandome hace un tiempo.
A raiz de esta meditación yo me pregunto: y que pasa cuando la educación recibida de niño a destruido o más livianamente a hecho desaparecer todo resquicio de superación e impera el miedo a intentar muchas cosas, sobre todo las que suponen que consigas cosas como persona?.
Existen formas de autoeducarse? Como se cambia el chip?
Me gustaría que alguien me diera una idea. Gracias
Chema dice
Yo creo Susana que cuantas más capas de miedos e inseguridades tengamos encima, más nos costará reiniciarnos. Será cuestión de ir recuperando poco a poco la confianza en uno mismo y de ser consciente de que es posible eliminar ciertos límites.