Confieso que odio las etiquetas. Son una forma burda y poco fiable de agrupar a las personas conforme a unos rasgos predominantes y en las que una vez te han asignado, es difícil que puedas salir, al menos a los ojos de los demás.
[quote]No juzgues a las personas por lo que son, sino por lo que pueden llegar a ser[/quote]
Foto de Ricardo Ricote Rodríguez via Flickr
Las etiquetas y los prejuicios a priori no son algo malo, ya que ayudan a nuestro cerebro a catalogar cosas y a discriminar rápidamente a las personas para que, de un primer vistazo, podamos hacernos una idea sobre si hemos de confiar o no en esa persona, en función de nuestras experiencias previas.
Con esto no quiero decir que tener prejuicios o etiquetar a la gente sea algo bueno, pero tampoco es malo. Lo peligroso es mantener esos prejuicios a toda costa y usarlos como base de nuestros actos, ya que ¿en cuántas ocasiones nos hemos equivocado al prejuzgar a una persona?
El problema es que muchas veces no vamos más allá de la asignación de etiquetas y cuando conocemos a una persona, nos quedamos con el alto, bajo, gordo, delgado, tímido, agresivo, dominante, tonto o inteligente. Nos paramos en la superficie y nuestra actitud y expectativas hacia esa persona serán negativas, por lo que nunca sacaremos de ella más de lo que no queremos ver.
Etiquetar a una persona es la forma más fácil de adquirir un prejuicio y como dijo Einstein ‘Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio’.
Prejuicios y profesiones
A nivel profesional nos pasa exactamente lo mismo: personas únicas = profesiones únicas
Toda la vida hemos pensado que cada individuo se dedicaba y era una única cosa a nivel profesional: bombero, panadero, profesor, contable…
Pero ahora las cosas están cambiando y el acceso a la información y la interconexión que vivimos están produciendo nuevos tipos de trabajadores y el sistema de etiquetas está empezando a dejar de ser operativo.
Con la sociedad del conocimiento, estamos asistiendo al fin del profesional especialista puro en muchos sectores y al nacimiento de personas que tienen formación sólida en uno o varios campos, con un mayor o menor nivel de especialización, pero que además dispone de un arsenal de inquietudes y aprendizajes distintos, listos para ser hibridados y dar como resultado un profesional único con un valor que le define y diferencia del resto.
Ya hemos hablado en otras ocasiones de los trabajadores del conocimiento o ‘knowmads’, personas formadas en muchos campos de aprendizaje, de gran perspectiva, de fácil adaptación, gran capacidad para desenvolverse en distintos entornos y que actúan como conectores de personas e ideas.
El conjunto de habilidades que caracteriza a un knowmad, hace que sean difíciles de etiquetar, ya que en ellos confluyen muchos aprendizajes de los cuales ninguno es predominante sobre los demás.
¿Estamos ante el principio del fin de las titulaciones?
Este es un debate que he tenido en varias ocasiones con distintas personas y del que he extraído conclusiones interesantes, tanto a favor como en contra.
Puede que en un futuro un grupo de profesiones mantenga sus titulaciones para garantizar en cierto modo un arsenal de conocimientos que le permitan al trabajador acceder a determinados puestos de trabajo. Pero cada vez más algunas titulaciones se complementarán con otros tipos de aprendizaje informal, que dotarán a esas persona de un valor diferencial.
Y otras titulaciones simplemente desaparecerán y las personas tendremos que demostrar nuestra valía para el puesto a través dela experiencia previa y la puesta en práctica de las habilidades desarrolladas mediante el aprendizaje informal.
Lo que es seguro es que ya nada va a ser igual…
¿Como ves el futuro de los knowmads en la sociedad del conocimiento?
Bonus – Test rápido para saber si eres un knowmad: responde a la siguiente pregunta ¿qué eres en la vida?
Si te ha llevado más de 10 segundos elaborar una respuesta completa es que ya lo eres o estás en camino de serlo
Paloma Peña dice
Querido Chema, leo este post en un momento de mi vida en el que me estoy replanteando muchas cosas, y gracias a él he llegado a parte de la respuesta. Lo tengo clarísimo: soy una knowmad. Con todas las letras. Y es lo que más me gusta ser, mi sed interminable por aprender cosas nuevas me lo confirma día a día.
Y quizás por eso me ocurre lo que me ocurre, que no encajo en ninguna parte porque las empresas van muy por detrás de los avances y el futuro no les da miedo, sino terror.
Gracias por todo lo que nos enseñas. Un abrazo.
Chema dice
Gracias a ti Paloma por compartirlo con nosotros. Al final vamos a tener que hacer un armario para sacar a todos los knowmads 😉
La vedad es que no te das cuenta de la cantidad de knowmads que hay hasta que empiezas a escribir sobre estos temas.
Si no encajas en el sistema, hazte un sistema que encaje en tus necesidades y en el que puedas dar lo mejor de ti
Mauro dice
Pues es cierto que casi todos etiquetamos a las personas al primer golpe de vista y hay una frase muy común que dice » la primera impresión es la que cuenta», y seguro que muchas veces acertamos, pero otras al pasar el tiempo comprobamos que estábamos totalmente equivocados.
Es curioso que tengamos una opinión formada de una persona y que otro amigo nuestro con el que tenemos mucha afinidad, pues tenga una opinión totalmente distinta y esto nos hace reflexionar y tratar de ver si hemos juzgado mal.
Carlos dice
Muy bueno el artículo.
JSDucar dice
Hola Chema, muchas gracias por el artículo.
Me ha gustado el enfoque que das a los momentos de cambio que estamos viviendo.
En cuanto al final de las titulaciones, estoy de acuerdo contigo en parte. Es verdad que el acceso a la información que tenemos ahora no tiene precedentes y también es verdad que el «aprendizaje informal» marca la diferencia en los trabajadores pero, ¿esto implica necesariamente el fin de las titulaciones o implica un cambio en el concepto, contenidos y la forma de las mismas?
Enhorabuena por tu blog y gracias por tu generosidad.
Un saludo,
JSD